#4

Nunca tus pies fueron tan preciados para mí. 

Tus ojos inflaman los míos

y cuando tu mano descansa en mi brazo brevemente

como las mariposas de los ciruelos en sus ramas,

me siento encoger y encoger

y no me caben las lágrimas

en este odre vibrante que soy ahora.

Operativa:

tocar sin tocar, desear sin desear, amar sin amar.

No estremecer el aire que se habita.

No retumbar

cuando el corazón camine descalzo por el suelo,

hasta la almohada.

No suspirar

cuando la noche pesada asuste al sueño. 

Sonreir sin sonreir

al despertar y no esperar

que no llueva esta tarde otra vez.

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