Nunca tus pies fueron tan preciados para mí.
Tus ojos inflaman los míos
y cuando tu mano descansa en mi brazo brevemente
como las mariposas de los ciruelos en sus ramas,
me siento encoger y encoger
y no me caben las lágrimas
en este odre vibrante que soy ahora.
Operativa:
tocar sin tocar, desear sin desear, amar sin amar.
No estremecer el aire que se habita.
No retumbar
cuando el corazón camine descalzo por el suelo,
hasta la almohada.
No suspirar
cuando la noche pesada asuste al sueño.
Sonreir sin sonreir
al despertar y no esperar
que no llueva esta tarde otra vez.
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