#3

Ahora sé que los gatos sí van al cielo.
Hace cuatro días un gato gordo y desaliñado, 
medio blanco y medio rubio, fue atropellado en 
el punto kilométrico uno con ciento venticuatro, 
aproximadamente. 

La primera vez que lo vi era de noche y pensé:
vaya sitio para dormir había elegido....
(siempre me engaño igual...)

Al amanecer del día siguiente seguía allí, 
así que empecé a sospechar algo... y a lo largo de estos días he visto cómo la lluvia lo había lavado,
el viento lo había secado y así,  
todo limpito, el sol
había ido hinchándolo un poco cada día. 

Esta mañana ya no estaba allí, así que he deducido que el gato, convenientemente hinchado, había iniciado una lenta ascensión hacia los cielos
mientras el sol salía. 

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