¡Corazón, maldito corazón!
Escucha a la cabeza y calla.
Por favor...
Permíteme palpar la realidad
y adivinar un espacio de razón.
No estorbes a mis manos
mientras buscan las piezas
que he perdido de mi vida.
Por favor...
Y no te marches, compañero,
mañana nos sorprenderá,
enmudecidos, otro día.
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