Te
espero en el páramo.
aunque
vengas sin sonrisa en el rostro,
sin abrazos
en tu bolso viejo,
con las
manos ateridas y llenas de heridas,
te espero.
Las
palomas irán y volverán cientos de veces
desde aquí
hacia no sé dónde.
Los
trigos verdearán y agostarán sin descanso.
Te
espero en el páramo
con los
ojos vacíos ya de lágrimas,
con mi
sonrisa pintarrajeada de rojo,
con mi
brazo torcido de rama rota,
con los
dedos torcidos y sucios.
Con los pies clavados en terrones
te espero.
Se
cocerán uno y mil panes en el horno y
tú y yo
seguiremos comiendo barro a manos llenas,
sonriendo
y bailando valses mientras se hace el arroz.
Y me
esperarás, y te esperaré.
tú, con
el pelo encabritado,
yo con
los pantalones sucios de turno.
Y nos
seguiremos encontrando.
Te
espero en el páramo, ven con el perro.
Pasearemos
un rato, hablaremos y no hablaremos.
Andaremos
despacio y nos reiremos del viento.
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