Ayer la ví,
pero ella ya no estaba.
Todas las noches
escucho su mensaje
y lo degusto mientras
quiebra mis tímpanos.
Aunque escucho su voz
no encuentro su mirada.
¡Cuánto añoro su otoño nocturno!
Sus ramas nerviosas deshojando aguaceros.
Y al final: el sueño.
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